Hace días que quiero atrapar su nombre, pero no lo recuerdo mas. Mucho de su olor, su voz, sus gestos y su cuerpo los tengo pegados a mi . El olor de sus huevos en mi cara lo evoco como una cuchillada de amor, algo que no volveré a disfrutar, algo perdido pero ubicable en mi memoria.  

Lo que si se es que por estos días es su cumpleaños. Una vez  lo festejamos y fue para satisfacer su fantasía, también parte de la mía . El niño y el adolescente que fue, el “pajerillerisimo”, soñaron  tener atrapado entre sus piernas el culo algún super héroe de la saga de Marvin y satisfacer su mas bajos instintos seminales. Me dijo cuando nos conocimos en carne propia que yo le recordaba a uno de ellos y que estaba muy ilusionado con poder satisfacerlo. Nos conocimos mediante una pagina europea. El era madrileño pero vivía en BAs, tenía mucho humor, rápido y agudo, tremendamente  seductor. Altísimo, de cuerpo fuerte y macizo, armónico y espigado, tenia una cabellera como Egon Schieler, igual que sus tupidas cejas. Muy varoncito!!!!
El se proclamaba ACTIVO, que le gustaba chupar la verga de un pasivo caliente y luego garchárselo, pero que su culo no lo entregaba porque no le gustaba, lo padecía y se volvía hetero de puro disgusto. Me preguntaba si me gustaba que un señorito madrileño me  penetrara y me hiciera  sentir sus huevos.  Le gustaba de mi ser su super héroe, mi masculinidad y mi… “profunda pasión receptiva”. Ese cumpleaños lo planeamos. Yo debía llegar con ropa muy ajustada que me marcara todo el cuerpo, el me esperaría de traje (esa era mi fantasía), de modo que pudiera entrever cuando se moviera su verga gordota, sus hermosos huevos gigantones moviéndose y marcándose cuando se sentara. Fui en jeans apretadísimos y por debajo de la campera me había puesto un body gris que llegaban hasta los muslos, se me metía entre las nalgas. Jamas imagine usar esa ropa, pero el morbo me colocaba en modo super pasivo.

Cuando me vio  aulló, su corazón latía como caballo desbocado. Lo amé y temí que fuera cierto. Me mordisqueo el cuello, olfateaba mi perfume y me abrazaba apretando mis nalgas mientras me besaba excitado.

El españolito preparo una rica cena, ensalada con frutos de mar, champagne y una deliciosa natilla. Cenamos como dos enamorados. De tanto en tanto motivado por una caricia, un beso, una obscenidad , un gesto “el señorito”se ponía al palo por debajo de su traje negro. Entonces  iba hasta la cocina o hasta su dormitorio o hasta el balcón luciendolo para el goce de mi mirada. Me saque el pantalón y quede solo en body.

Como un felino en celo me atrapó, quede  entre su brazos alzado como a una presa para que no escape, me llevo a su dormitorio, me tiro en la cama y me lamió, me beso, me olio, me mordió, aulló, me grito mil obscenidades. Al palo y sin sacarla de su pantalón me ponía su verga entre las nalgas por sobre el body desesperado por penetrarme. Me ayudó a desnudarme. Me inmovilizó poniéndome boca abajo  planeando como seguiría paso a paso su acto asesino. 

Escupió el centro del culo, lo lamió, lo dilato, liberó su pija,  la remojó en su copa de champagne que me dio a beber y me pidió que lamiera su verga.  Se calzó un forro extralarge y me penetró, entro, me cojió sin piedad, transpirando su traje de trabajo de visitador medico, el que le regalo su ex novia, el que usaba cuando recibía pacientes en su consultorio o cuando iba a la facultad. Acabo en mi cara cuando me tenia atrapado entre sus piernas, entre sus huevos con olor a una gota de meo y yo lo acompañe.  Me agradeció que lo haya hecho tan feliz, dormimos toda la noche, algo repetimos a la mañana antes de irme a dar clases.

Esos encuentros duraron meses, hasta que él hubo conocido a un flaco del que me di cuenta se iba a enamorar. Lo nuestro fue de amantes. Un día le dije que me encantaría  ser el padre de esos hijos que el planeaba tener, pero el me contesto “Soy muy puta para un solo marido”. Un día me llamo porque estaba angustiado y quería que lo acompañara esa noche, que hiciésemos el amor, que lo mimara, pero no fui, me excusé y empece a olvidarlo. Ahora recuerdo cuando lo olvide.

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