Experiencia en las playas de Uruguay
Llega el verano, y con eso el calor y la calentura. La playa es lo que me que quema la cabeza y pienso en Uruguay. Esos machos de todo tipo de cuerpos semi desnudos, lampiños, peludos, con panza, sin panza, esas tetillas rosaditas como una frutilla para chupar y lamer. Esas barbas con arena y transpiración.
El roce, el toqueteo, las pijas duras abajo de los shorts y las zungas. Es un ámbito para una tremenda paja visual.
Pero mucho mejor es cuando hay playas de levante. En Punta del Este Chihuahua es muy de la marica histérica de abdominales que coge menos que perro atado. Yo me refiero a las playas del levante del macho, del chongo, del hombre común, tapado o no, gay, bisexual o cogedor nomás.
Hay un lugar…
Hay una playa en algún balneario uruguayo que es así. Alejada de los centros urbanos y entre médanos y monte virgen suelen darse encuentros. Pero para los voyeurs es este relato, de mirar al ajeno y clavarte una paja como una película porno en vivo y en 4D.
Me pasó hace unas semanas en este lugar.
Mi experiencia
Fui caminando y mientras iba rozando el agua fría del mar de Uruguay con los pies iba mirando el horizonte de la lujuria a ver si adivinaba en la lejanía cuerpos, movimientos. Algo que me hiciera levantar temperatura y poner la pija dura.
A lo lejos veo un bulto echado en la arena. Un cuerpo. Me lo imagino de diferentes tamaños, edades, deseos. Hasta que compruebo que son dos. A medida que me acerco y les paso precavidamente a una distancia respetuosa los veo. Mochila, alcohol, y cuerpos semi desnudos. Dos machos, dos chongazos. Cuerpos normales. Uno de short blanco apretado, alto, fornido casi gordito, algo de pelo alrededor de las tetillas rosadas y pequeñas. Lindas piernas. Ojos claros. Barbita de varios días.
El otro un negro hermoso. Flaco pero musculoso…lampiño. Esbelto. Piernas duras y algo velluditas. Serio. Más tímido. Me alejo entre la parte alta de los médanos para poder ver sin molestar. Para la paja. En el atalaya del Voyeur. Tras un rato de dos cuerpos al sol sin rozarse y pensando que eran dos heterosexuales confundidos. Pensando ya que nada iba a pasar. Pasa. El negro le unta la espalda de protector al otro, mientras se acerca al oído y le habla. El otro se da vuelta y le acaricia el pecho con la mano abierta, rozándole las tetillas y recorriendo la línea del pecho hasta manotearle le bulto.
Sex on the beach
Se besan…se pasan las lenguas por los labios del otro. Se besan mezclando saliva y lamiéndose la boca. El morrudo se levanta y amaga ir al agua, pero para placer de la platea, se quita el short despacio y deja ver dos nalgas blancas, duras, lampiñas, sin roce de sol que se dirigen al agua, y se meten. Lo invita al negro pero el no se desnuda, va con el short puesto y se juntan y juegan un rato.
Lo divertido es esperar que la ola baje y lo muestre desnudo al morrudo. Al rato salen del agua, el negro primero y el morrudo atrás. Con un hermoso pedazo de verga semi duro. Depilado. Se acuesta boca abajo en la arena desnuda mostrando ese hermoso orto al sol, mientras el negro le acaricia la espalda y las nalgas y le da un beso a cada una. Como estuvieron rato así, echados uno al lado del otro sin moverse y mi calentura era enorme. Me voy a recorrer. Encuentro a un flaco medio con rastas no del estilo de macho que me gusta…
Una boca gozosa por recibir mi verga dura y calienta. Así que se la mando de una hasta que le lleno la boca de leche. Perdido en verle como la comisura de los labios se ponía espesamente blanca, doy vuelta la cabeza y veo el negro parado cerca, mirando de a ratos mi propio protagónico porno. Mil ideas de un trío en la mente. Pero el da media vuelta y se va.
Uruguay. Descanso. El rasta se va vistiendo y sale. Yo vuelvo al atalaya y observo…más placer. El morrudo y le negro están parados, jugueteando a una guerra griega de lucha. Desnudos como en los juegos antiguos. No pudo creer semejante escena y me acomodo. Ambos de pie, simulan tirar golpes que el otro ataja. Se abrazan, se sueltan, se dan la espalda o el otro abraza a uno. Se tiran al piso, se rozan, se tocan, se lamen. Se frotan.
Vuelven a pararse y transpiran, se agitan, se sonríen y tienen las pijas duras. Totalmente duras mirando a cielo. Se rozan se abrazan y se tiran al piso. Cansados. Se besan y se pajean suave el uno al otro. Se chuponean. Se acarician el pecho y la entrepierna. Hasta que se levantan y excitados y todo van al agua para refrescarse. Vuelven y se visten y se relajan fumando. A ese nivel mi calentura era impresionante. No me daban las manos para acariciarme la chota dura y delirar con meterme al medio de los dos y chuponearnos las vergas, los ortos, las bocas y las tetillas y cojernos como locos…lo mismo que uno hace al mirar porno. Pero ahora en vivo.
En el agite veo que el negro está solo y vestido en la playa, mirando hacia las dunas y el monte y responde hacia el llamado. Es el morrudo que subió y lo invita. Sube. Yo subo porque es el acto final, acá acabamos actores y espectador.
Entre el monte no los veo…pinos enormes que dan sombra y una pinocha espesa sobre la arena y las plantas. Diviso al rasta mirando algo y pajeándose su linda pija. Dirijo mi mirada hacia lo que mira. Las remeras y bermudas en el piso. En cuatro con la espalda arqueada jadea el negro de placer que nos mira al rasta y a mí haciéndonos la paja uno lejos del otro. Apoyado contra su orto, el cuerpo desnudo y en tensión del morrudo. Con sus nalgas duras que se mueven con el embate de su hermosa verga que penetra con furia y calentura ese orto negro que se abre para darle paso a unas fuertes sacudidas que lo llenan de leche que se desparraman desde el hoyo por los huevos y la pija que está en reposo.
Inmediatamente el negro nos mira. Se sonríe y agarra con una mano la pija del morrudo y se la limpia a lengüetazos de placer y se la come toda. Ya no doy más, y exploto en mi propia leche del placer del este film en vivo entre estos dos.
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