Hola… Esta es mi primer anécdota en esta página, se que el tema de “masajista” ya está muy explotado y muchas de las historias que leí al respecto dejan dudas si es real o si fue un invento. No hay razón para creer que la mía, es una historia verdadera, pero amigos míos, créanme que es real.
Debo ponerlos en contexto, ya que no fue algo que surgió de la nada misma. Corría tal vez el año 2007, todavía trabajaba en el centro porteño, muchas horas laborales y mucho viaje hacían que el stress siempre estuviese a tope, ese stress era muy notorio en las cervicales, por lo cual comencé a buscar una masajista por la zona donde yo vivo (conurbano), llegué al aviso de un masajista hombre, me llamó la atención su mail y le escribí preguntando horarios, zona y precios. Me convenció y acordé día y horario para visitarlo.
El primer encuentro fue de lo mas normal y profesional, como con cualquier masajista me preguntó cual era mi dolencia y que tipo de masaje quería. Mis intenciones eran reales y honestamente en esa época me dolía mucho el cuello y quería alivio en esa zona, por lo que mi respuesta fue “profundizar en la zona del cuello”. Me pidió que me quite la ropa, y como yo soy super desinhibido con mi cuerpo le repregunté “me saco todo?” y su respuesta fue “no hace falta, quedate en calzoncillo”. Esa y otra sesión posterior fueron muy similares, recibí un buen masaje en piernas, espalda y principalmente cuello. Sus manos se sentían bien y cada tanto tenía una semi-erección que no era para nada notoria. Como primeros contactos con otro hombre, me gustó. El bichito quedó dando vueltas evidentemente.
¿Por que cuento esas dos primeras sesiones en las cuales no paso nada? Para ponerlos en contexto de como llegó la tercer sesión, muchos años después. Me considero heterosexual o al menos eso pensaba hasta hace un tiempo atrás, ya que como a muchos, comencé a pensar y calentarme con pijas.
Hice intentos de concretar algo con hombres y tuve algunas experiencias, si bien buenas, nada que me haya vuelto loco. Nuevamente comencé a pensar que tenía que volver a los masajes de antaño, teniendo la fantasía que suceda algo mas. Y de hecho sucedió.
Finalmente encontré un día libre (vale aclarar que soy casado) y llamé a mi masajista rogando que todavía atendiera por la zona. Para mi suerte, tiene su box apenas a catorce cuadras de donde vivo actualmente. Él se acordaba de mi, así que rápidamente coordinamos el horario. Ahora llega lo interesante.
A la hora señalada estaba tocando el timbre del 1 C, una voz responde “David?” – me estaba esperando- “si” le digo y baja a abrirme la puerta. En varios relatos describen al masajista como un morochon musculoso, alto, bla bla bla. Este no es el caso, es un hombre normal, nada fuera de lo común para describir, tampoco es la idea calentar con el masajista per se sino por la situación que se dio.
Entro al departamento, me invita a la habitación donde tiene la camilla, con temperatura ideal para estar con pocas ropas, música tipo reiki/yoga. Ambos de pie, charlamos sobre el tiempo que hacía que no iba, porque cambie de trabajo y bla bla, cosas de la vida. Apenas pasados unos minutos me pide “si te parece, puedes quitarte la ropa…”
(tiene un acento cubano, ya que es de esa nacionalidad ), nuevamente vuelvo con mi pregunta “me saco todo?”, y esta vez su respuesta fue distinta: “Si querés masajes completos, desnudate por completo…”, me gustó que me dijera eso, no pregunté que significaba masajes completos para él, yo estaba mas allá y me dejaba a lo que él quisiera a esa altura. Comencé a desnudarme, zapatillas y medias afuera, remera afuera, pantalón y boxer abajo, mientras él me miraba. Ya comencé a calentarme por la situación. Ambos parados, él vestido y yo desnudo, me pide que me acueste boca abajo en la camilla. Lo hago.
Como todo un profesional me cubre el culo con una toalla, y con aceite comienza la sesión de masajes. Primero comenzó por las piernas, desde los pies hacia los glúteos, sus caricias las estaba disfrutando mucho, aunque no eran nada sexuales. Cuando termina con las piernas me destapa el culo y comienza un buen masaje de glúteos, apenas me abría los cachetes, casi que no era la intención, pero estoy seguro que tenía una muy buena vista de mi ano. Continúa por la espalda, hombros, brazos, etc. sin nada que agregar, era un masaje convencional.
– “Te pido que te des vuelta por favor.”
Me doy vuelta y vuelve a ponerme la toalla en la zona genital. No estaba erecto, tal vez morcillona, pero no tenía erección. Comenzó nuevamente por los pies, muslos y sutilmente fue subiendo sus masajes a la zona de la pelvis, en la unión de la pierna con el torso. Esto lo hacía estando yo aún con la toalla tapando la zona de la pija, así que sus manos entraban por abajo de la toalla y de un momento a otro, comenzó a rozar la cabeza de la pija con sus dedos. Fue tal leve la caricia, que me hizo dudar si fue adrede o accidental. Pocos minutos mas tarde, comenzó a quitar la toalla hasta dejarla caer al piso. Imagínense, queridos hermanos, yo acostado boca arriba totalmente desnudo y el miembro con una semi-erección. Él siguió con los masajes por la zona que recíen había descubierto y los roces de sus manos con mi pene ya no eran accidentales, así que me deje llevar por completo y la erección que tuve fue tremenda, como hacía bastante tiempo no tenía. Recuerdo que mi pensamiento fue “ya está, me destapó la pija, ve que me roza y se me pone dura, está buscando eso… nada fue accidental.”. De un momento a otro dejó las sutilezas de lado y comenzó a tocarme los huevos, yo estaba que explotaba, literal. Así mismo, me agarró la pija con su mano y tiró la piel hacia atrás dejando la cabeza expuesta. Comenzó a hacerme una paja, que duró muy poco porque estaba muy cachondo y terminé eyaculando en mi panza una buena cantidad de semen. Me limpió con servilletas de papel, me vestí y me fui.
A los quince días volví por mas. Fue todo muy similar, solo que esta vez estaba decidido a darle placer a él, así que en el momento en que comenzó a estimularme el miembro, comencé a tocarlo a él, que rápidamente saco su pija y pude acariciarla y pajearlo hasta que ambos eyaculamos, nuevamente en mi panza.
Me dijo que cuando quiera lo puedo llamar, si no es para masajes, para vernos… Estoy esperando el momento en que pueda liberarme para volver a ir. Estos masajes no se encuentran todos los días.
Junto con este relato, les dejé a los admin del sitio una foto mía para que la publiquen con el artículo y si quieren hacerme comentarios o porque no, alguna propuesta, pueden escribirme a noah32@hotmail.com.
Gracias por leerme.
David.
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