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Sauna: ensartado en el cuarto oscuro

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“Rápidamente me ganó la mano y se abalanzó sobre el trozo de carne  para saborearlo y a los pocos minutos le estaba colocando el látex protector para sentarse en él.”

sauna

 

Ivan Mon

Mucho tiempo atrás se dio mi primera vez en un sauna, antes de ir había tratado de empaparme de todos los foros existentes para bajar mi ansiedad, pero más allá de algunos tips ningún foro me satisfacía. Así que después demuchas vueltas me di cuenta que solo restaba animarme e ir.

Ese sábado a la tarde otoñal y colorido, cerré la puerta de casa decidido y en poco tiempo me encontraba en la ventanilla de recepción del sauna. Pagando el ingreso me dieron un par de ojotas, dos toallas y me indicaron como llegar a los lockers. Reconozco que ingresé con cierto temor pero enseguida me di cuenta que todos estaban en la suya, en el vestidor habían dos hombres, uno de  más de 60 y otro de unos 25 que rajaba la tierra de lo bueno que estaba. Me quité la ropa y con la toallita y dos preservativos envueltos en la misma me fui a hacer la ronda de reconocimiento, en el cine del lugar habían algunas almas en juego previo, en los saunas había dos o tres tipos relajados y alguno de ellos exhibiendo sus genitales como invitando a la de-gustación, en los pasillos mucha gente dando vueltas y algunos conversando, pero en el cuarto oscuro se armaba una fiesta entre varios, o por lo menos eso podía intuir con mucho esfuerzo visual, al entrar corroboré todo eso con el tacto.

saunaMe animé a manotear algunos bultos y frotar por encima de las toallas, pensando que quizás esa seria toda la acción que tendría, pero eso estaba por cambiar. A medida que mi visión se acomodaba en la oscuridad se hacía más fácil ver la lujuria de ese sauna. Había un par de chicos muy jóvenes comiéndose la boca salvajemente, otro flaco muy bonito, pero con cara de reventado, estaba de rodillas en el piso rodeado por 3 o 4 hombres maduros con las toallas abiertas y alternándose entre ellos para deleitarlo y deleitarse con la felación dispensada. Un oso cincuentón estaba sentado en una de las camillas en plena esquina del cuarto, con la toalla totalmente abierta y su miembro apuntando al techo de lo firme que estaba, estaba justo de frente a mí por lo que me tenté a acercarme, pero fui demasiado lento e indeciso, pues una viborilla experta rápidamente me ganó la mano y se abalanzó sobre el trozo de carne  para saborearlo y a los pocos minutos le estaba colocando el látex protector para sentarse en él.

Mientras me resignaba a observar el espectáculo una mano con brazo y todo me rodeo desde atrás, apoyando su deseo en mis nalgas y su pecho peludo en mi espalda – ¿te gustan los osos?- me preguntó al notar mi atención a la escena de frente. Aún por detrás pasó sus dos brazos por mi torso y me llevó al rincón caminando (y besando mi cuello) a lado del oso que disfrutaba de una cabalgada épica. Yo me dejé llevar pues para lo poco que había podido palpar ese pecho peludo estaba enmarcado en un cuerpo musculoso y joven, sin mencionar que tenía un perfume exquisito.

Mientras me besaba el cuello y las orejas él me fue quitando la toalla e hizo lo propio, me pidió permiso para cogerme, pero le confesé que no quería hacerlo (me da un poco de pudor), sin problema alguno se sonrió (dejándome entender que igual la pasaría bien), yo seguía de pie contra la pared y sus labios bajaron lentamente por mi espalda, mis costillas y se detuvieron en el fin de mi espalda, (mientras tanto un par de voyeristas se habían acercado), con esas dos manos fuertes y cargadas de venas suaves, me separó las nalgas y enterró su rostro en mí ser quedándose arrodillado.

saunaSentía la humedad de su lengua y su saliva se escurría por la parte interna mi muslo, pasaba su lengua lentamente y luego rápido (como un cachorro saboreando algo sabroso) por momentos succionaba y también mordía suavemente, pero siempre terminaba pasándome la lengua toda abierta y lentamente desde la raíz de los testículos hasta mi humedecido esfínter (que buenos lengüetazos). Yo con las piernas abiertas y con mis manos y rostro apoyados en la pared simplemente gemía y disfrutaba sin mirar, pero en un momento quise ver y me di cuenta que se estaba poniendo un preservativo para penetrarme, él se puso de pie y trato de introducir su miembro pero me lastimaba, era muy grueso, yo con las manos contra la pared trate de zafar cuando sentí que me lastimaba pero él no me dejó, – tranquilo, ya vas a ver que no duele- me decía mientras volvía a pasar su lengua con fines dilatadores, pero yo estaba dispuesto a irme a pesar del placer que sentía, pero cuando me dispuse a hacerlo otra alma caritativa entro en escena, un tipo joven y de pelo corto se agachó y se colocó frente a mi miembro, (estaba recibiendo sexo oral por delante y por detrás) era la gloria máxima, una sensación que no se olvida al ser la primera vez, simplemente me dejé llevar y me entregué al momento.

sauna

Creo que fue en ese instante que me olvide de todo y cuando me di cuenta en un par de segundos el de atrás me estaba penetrando totalmente, me dolía mucho pero no podía zafar estaba acorralado por una lado por las paredes y por el otro por los mirones que se tocaban y disfrutaban el show (eran como 10).

Su miembro era largo y tenía una forma particular pues si bien el tronco era muy grueso, tanto su cabeza como su raíz eran angostos, lo que hizo que una vez adentro mi esfínter se apretara en la raíz de su pene y así lo aprisionara, él solamente se movía, gemía y me apretaba contra la pared, mientras tanto en el piso el otro muchacho nunca dejó de succionarme, yo solo sentía una mezcla de dolor, placer y miedo, pues casi podía sentir como su virilidad removía todas mis entrañas en cada movimiento que realizaba. Yo estaba ensartado, inmovilizado, y de pronto sentí como si alguien nos empujara con mucha fuerza desde atrás oprimiéndome contra la pared, cuando logré mirar hacia atrás, vi que un viejo morrudo con barba candado canosa y con el cuerpo todo tatuado lo había penetrado a él. Ahora éramos cuatro, cuatro ingredientes, como un brocheta, pero unidos por esfínteres y falos, no tardé mucho en sentir (a pesar del preservativo) las descargadas de fluido caliente en mi interior y sus gemidos en mi nuca,  una sensación casi en cadena que me provocó la eyaculación más abundante y placentera en la boca de alguien que rápidamente me salpicó lo pies con su orgasmo.

Creo que varios acabaron esa noche viendo la escena, yo ahora recordándola, y ustedes……..?

 

Leé aquí más sobre el autor de esta columna.

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