Mezclando el semen de mi cuñado y su hermano
Mi nombre es Alejo, tengo 36 años y ya he escrito alguna vez contándoles acerca de la relación clandestina que mantengo con mi cuñado desde hace 4 años (El morbo: mezclar su semen con el del hermano…)
Lo cierto es que, lejos de aplacarse, la historia se prende fuego cada vez más y no sé en qué vamos a terminar.
Les quiero contar lo del viernes pasado que fue terrible.

Juan Cruz (mi cuñado) me avisa que tiene que ir a hacer unos trámites a CABA. Que si me copaba y lo acompañaba al telo, que tenía mucha leche acumulada y me tenía una sorpresita (desde fin de año que no estábamos juntos).
Obvio que le dije que si. Yo también necesitaba ir para ese lado, pero también necesitaba sentir el sabor de esa pija.
Me dijo que me pasaba a buscar por casa a las 8, para o cual me desperté a las 6 y media, me bañé y lo desperté a Martín (mi novio, su hermano) con un excelente pete, y cabalgándolo hasta que me llenara el orto de leche (como le gusta a Juan Cruz). Cuando estuvo por acabar, agarré una toallita de la mesa de luz, me puse en 4 e hice el acting de la acabada mientras él me preñaba el orto. Yo no acabé (porque queria seguir a mil) pero le dije a Martín que sí. Me hice el que me limpié y él se fue a bañar.
8 en punto, pasó Juan Cruz. Me subí a la camioneta (negra con vidrios polarizados) y enfilamos para el lado de CABA y fui todo el camino sobándole la chota sobre el jean como tanto me gusta.
A los 20 minutos llegamos al telo, entramos la camioneta a la cochera, cerramos la cortina y ahí nomás le entro a manotear la verga.
– ¿No querés ver tu sorpresita?- me dice
– ¡Obvio!
– Abrí la caja (de la camioneta).
Cuando abrí casi me desmayo de nervios, de miedo, de calentura…
Ahí estaba Diego. Cagado de risa, con la mirada de lujuria total, la chota al palo asomando por abajo del short y la mano sobándose la cabeza de la verga. Todo el viaje calladito y agachado.
Diego es uno de los mejores amigos de J.C. Siempre lo jodo con que quiero que me coja… y ahí estaba.
Entramos a la habitación. Diego me tenía de atrás por la cintura chupándome el cuello y arrimándome la chota y Juan me llevaba de la mano hacia adelante.
Me da un bolsito deportivo y me dice “Andá a cambiarte al baño. Ahí tenés todo”
Entro al baño, con el corazón a mil. Abro el bolso y empiezo la transformación: musculosa blanca, tanguita (de esas cortadas abajo, que te dejan el agujerito al aire) y lo más importante: cinta adhesiva: Querían una nena.
Me truqué como nunca en mi vida (luchando contra la erección), me armé un papo hinchado y bien mullidito, me puse la tanguita y salí.
Ellos estaban mirando una porno tirados en la cama.
Me piden que entre a la ducha y me bañe para ellos.
La ducha estaba frente a la cama, iluminada como un escenario y con una mampara transparente.
Me bañé y les hice el showcito durante 10 minutos mientras ellos se tocaban el bulto, se pajeaban (primero solos y después mutuamente) y se cagaban de risa, cómplices.
Verlos era un placer supremo. Dos futbolistas peludos, con unos brazos hermosos, unas tetas superdesarrolladas, unas patas y unas nalgas terribles, abdominales… Cuando ya no aguantaban más me piden que sin secarme vaya con ellos.
Obedecí.
¿Tenés lechita adentro? -me preguntó Juan
… y cuando le contesté, a Diego le brillaron los ojitos de calentura y se cagaron de risa.
Fui muy muy puta durante toda esa hora y media.
La pija de Juan es sublime. La de Diego es hermosa. No tan larga como ancha. Muy jugosa. Mucho líquido preseminal, venosa, huevos grandes y olor a macho.
Primero me pusieron el 4 para turnarse entre que me chuparon el orto y yo les chupaba la pija, me lubricaron bien, me calentaron y me cogieron de todas formas, poniendo siempre el acento en que querían a una puta.
“Si no gemís y te movés como una puta, acabamos ahora y no te cojemos más” me dijo Diego mientras me agarraba la cara con las dos manos y me pasaba la lengua por la boca.
… y me dejaron afónico de gritar…
Se turnaron varias veces para hacerme el orto, para cojerme la boca, chuparme los pezones, metermelos dedos y pajearme como a una concha. Me hicieron cabalgarlos y se turnaban para mirar cómo el otro me rompía el orto.
“Así que te gusta usar bombachitas con olorcito a concha?” me preguntó Diego. Sabía todo. Juan se lo había contado con lujo de detalles y no se quedó con ganas de nada. Entre los dos me enfiestaron como a una puta paga.
Cuando estaban por acabar (a mi ya me había empezado a doler mucho la pija y las bolas de la calentura), Diego me levanta las piernas y Juan me saca la cinta adhesiva. Cuando solté toda mi carne y mis 19 x 5 quedaron al aire se escuchó a Diego decir “EPA!”
Me empezó a pajear la chota y poniéndome la suya sobre la cara me dice “Si me ayudás con esto, yo te ayudo con eso”. Ante lo cual me enterré toda la pija en la garganta.
Juan volvió a entrar a pelo en mi orto (que ya estaba extremadamente dilatado) y así, yo gracias a la paja, Juan gracias a mi cola y Diego gracias a mi boca, nos esperamos y acabamos los tres juntos.
Adentro me quedó la lechita de los dos hermanos, en la boca la de Diego y en la panza la mía.
Nos duchamos juntos y salimos para CABA, tras las obvias promesas de repetirlo, e incluso, mejorarlo.
Una hora cincuenta duró todo. Para mi fue como un sueño.
Me cuesta mucho escribir y ordenar los sucesos. Estoy desde el viernes como en shock.
Aclarar que es una historia real supongo que no tiene sentido. Ojalá puedan creerla, porque así es. Pero qué decirles… a mí me cuesta horrores creerla aún.
La entrada La sorpresa de Juan Cruz, mi cuñado. aparece primero en Nosotros Y los Baños.