“Acerque mi pija a su boca, llenándolo de leche al mismo tiempo que él eyaculaba masturbándose“
En este nuestro pequeño ambiente generado por la necesidad de compresión y de sentirse menos alienígena en un mundo “heterosexual” se replica todas las virtudes y defectos propios del ser humano.
Henrique con H
Así se presentó, un tipo muy alto y robusto, traía unos anteojos de sol y en persona se veía un poco más delgado que en las fotos que me había enviado antes de encontrarnos, me caía bien, parecía honesto y poco enroscado en sus conversaciones, pero buscaba algo serio. Tenía 38 años y vivía en la ciudad pero era de un pueblo fronterizo con Brasil. Activo/versátil, y tierno en la cama, así se describía, esa tarde solo tomamos un café y me entere de su reciente ruptura con un novio hace 4 meses y aproveché para preguntarle que le había pasado en el ojo (tenía un color verdoso alrededor del ojo típico de un golpe que se está curando), a lo que me respondió que entrenaba boxeo.
Ese día yo me quedé con ganas de más, sobre todo al imaginar lo que se escondía detrás de ese bulto en su entrepierna, así que al día siguiente nos volvimos a encontrar y fuimos a su depto.
A mucha insistencia mía.
Tuvimos sexo………… primero él oscureció la habitación, puso música suave y nos desvestimos mientras nos besábamos lentamente, pronto estábamos en pelotas frente a frente, su miembro era respetable, terso al tacto y cubierto de venas, por la calentura traté de arrodillarme para probarlo, pero él no me dejó.
Se arrodillo él y me dijo –Aliméntame – con mucha sumisión pasando su lengua desde la punta hasta tragarse todo. Enseguida me di cuenta que si bien era activo en su rol sexual, su postura era más bien pasiva y sumisa, le gustaba que le den órdenes, así que fui probando y cumplió todas mis indicaciones…….
Me dio un beso negro hasta hartarse, me chupó los huevos cada vez que se lo pedí, me mordía el cuello como a mí me gusta y etc. etc.
Finalmente le puse un forro y me unté lubricante y pesar de que costó, lo cabalgué en la cama a mi ritmo, primero lento y luego más rápido, él solo gemía y me preguntaba todo el tiempo que quería que él hiciera, yo disfrutaba de su cuerpo y lo grababa en mi memoria, pero algunos manchones en su piel llamaban mi atención.
El grosor de su miembro hizo que no aguante mucho más tiempo y le avise que iba a acabar, entonces me pidió que se la diera en la cara, cuando yo ya estaba a punto de gozar lo desmonté y acerque mi pija a su boca, llenándolo de leche al mismo tiempo que él eyaculaba masturbándose. En el momento de su orgasmo sus gemidos se convirtieron en una especie de llanto, algo que me desconcertó por completo, pero luego se contuvo.
Mientras recobrábamos el aliento pude observar que esos manchones en su cuerpo eran hematomas viejos, como golpes en distintos lugares y de distintas tonalidades. Le pregunté que le había pasado y al principio no quiso hablar pero luego me terminó contando que era víctima de violencia con su última pareja.
En mi cabeza prejuicios no era posible que un tipo tan robusto y grandote pudiera ser golpeado por alguien, pero luego entendí que el violento lo había sometido por tanto tiempo que ya no pasaba por lo físico.
Luego me mostró una foto del ex (un tipo flaco y minúsculo) y me contó que todo había empezado en la cama, con juegos sadomasoquistas que al principio ambos disfrutaban pero que luego se salieron de control.
Si bien habían roto hace 4 meses aparecía cada tanto en su departamento, tenía sexo con él casi obligado y que al final siempre lo golpeaba insultándolo por “puto y promiscuo”.
“la última vez me agarró en el ascensor y me dijo que quería hablar conmigo, traté de evitarlo pero rápidamente me encontraba sintiendo culpa y dejándolo entrar nuevamente, una vez en el depto, me recriminó porque había dudado en dejarlo entrar –seguro ya te estas cogiendo a otro, puto de mierda- me dijo, yo me atreví a decirle que no tenía por qué darle explicaciones y enseguida me encajó una trompada en la cara y me empezó a golpear hasta llevarme a la habitación, no sé qué me pasa, solo me paralizo y no puedo defenderme, ese día me rompió toda la ropa arrancándola y cada tanto me golpeaba con fuerza en la boca del estómago para dejarme anulado, luego me tiró en la cama ya desnudo de abajo y con retazos de remera en el torso, sin darme tiempo a nada me la enterró completa, acabó y se fue…
Mi familia me dio la espalda el día que Salí del clóset por él, me alejó de mis amigos por celos, me dejó solo…”
Luego de su catarsis creo que se sintió más liberado, (yo un poco shockeado) me pidió disculpas por la escena y me preparó un capuccino exquisito (era chef). Quedamos en vernos el fin de semana próximo. Ahí conocería en persona al ex, pero eso ya es para otra historia.
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